Hay que conocer la historia para repetirla o no

jueves, 26 de julio de 2012

La Batalla de Girón

INTRODUCCIÓN

       El 17 de Abril de 1961 una brigada de mercenarios, financiada, entrenada, equipada y apoyada por el gobierno de los Estados Unidos de América y su Agencia Central de Inteligencia (CIA) desembarcó en dos puntos de la Bahía de Cochinos, al Sur de la isla de Cuba. Una nación soberana que recientemente había conseguido la liberación de un régimen dictatorial presidido por el militar Fulgencio Batista, que tras un golpe de Estado en 1952 (con el beneplácito de EEUU.) había dirigido el país a base de represión, explotación del campesinado y del proletariado, trato de favor comercial hacia las empresas norteamericanas, proliferación del latifundismo, etc.
       Esa acción bélica, tan reciente en términos históricos, ha sido convenientemente silenciada, o al menos minimizada por los medios y la propaganda al servicio de los grandes magnates y de los gobiernos capitalistas disfrazados de demócratas predominantes en el mundo actual, empeñados todos ellos en criminalizar cualquier gobierno socialista pasado o vigente cuya existencia pudiera amenazar la situación dominante de unos pocos privilegiados o despertar las adormecidas y embotadas mentes de la gran masa trabajadora.
       No solo la invasión de Bahía de Cochinos ha sido olvidada o manipulada: la misma creación del Estado socialista de Cuba en 1959 y la campaña de atentados terroristas que la isla sufrió desde entonces, impulsados por la nación conocida como la «cabeza del mundo libre», se han visto relegados al rincón de los acontecimientos menores del siglo XX, o sometidos a campañas de desinformación. Fuera del ámbito cubano, un buen ejemplo de esto se encuentra en la batalla de Stalingrado (Agosto de 1942-Febrero de 1943), verdadero principio del fin del régimen nazi alemán; pero que aún así, es el desembarco de Normandía (Junio de 1944) lo que se pretende presentar como el punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial.
       El 3 de Enero de 1959 las columnas guerrilleras revolucionarias de Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos penetran en la capital cubana: La Habana. Rápidamente se hacen con los puntos clave de la ciudad sin oposición, ya que el conflicto se había resuelto definitivamente en favor de los Rebeldes dirigidos por Fidel Castro. Dos años habían transcurrido desde que un grupo de doce guerrilleros alcanzaron, con enormes dificultades, la Sierra Maestra, en la parte oriental de la isla, desde donde comenzaron una campaña de acciones tácticas contra elementos militares a las órdenes del dictador Batista, que desembocaron en la liberación de La Habana casi veinticuatro meses después.
       Al día siguiente de la citada entrada de las columnas rebeldes en La Habana, ya se nombra a un Presidente provisional: Manuel Urrutia Leo. Tres días después, el 7 de Enero, el gobierno Norteamericano reconoce oficialmente al nuevo gobierno de Cuba. El día 8 del mismo mes, Fidel Castro hace su entrada triunfal en la capital, dándose un baño de masas. La victoria rebelde se consuma totalmente.
       En un principio, el ejecutivo Yanqui, no muestra especial beligerancia contra el nuevo poder instalado en la isla caribeña. Esto tiene varias probables causas: Parece ser que en el seno del poder de la gran potencia americana no se juzgó correctamente a los guerrilleros, convertidos en dirigentes nacionales. Es muy posible que creyeran que a pesar del marchamo revolucionario del joven régimen, este no perjudicaría a los intereses comerciales estadounidenses. En la Casa Blanca y en el Pentágono eran conscientes de la gran impopularidad del ex presidente Batista y además, se aproximaban unas elecciones en USA y por lo visto, en aquellas circunstancias no interesaba embarcarse en nuevas aventuras golpistas, por otro lado tan frecuentes antes y después de estos acontecimientos, en la política exterior norteamericana. Pero muy pronto los dirigentes de Washington cambiarán radicalmente de actitud hacia el Estado socialista que se había creado a menos de doscientos kilómetros de sus costas.

DESARROLLO


       Antecedentes: Desde el mismo día en el que las armas de los guerrilleros de Fidel Castro se alzaron con la victoria, se puede decir que comenzaron los precedentes que terminaron con la invasión de Bahía de Cochinos, incluso antes. En 1954, unas fuerzas mercenarias muy similares en su composición a las que siete años después desembarcarían en las playas de la Ciénaga Zapata, invadieron Guatemala, siendo esto el desencadenante que provocó la caída del gobierno presidido por el militar progresista Jacobo Arbenz. Por supuesto, detrás de aquella invasión estaba la larga mano de Washington y la CIA. Ernesto «Che» Guevara estuvo en Guatemala durante los días del ataque en 1954, tomando parte activa en la defensa de la soberanía guatemalteca y volvería a estar muy presente en 1961, esta vez como figura destacada, en el nuevo intento de sometimiento de una nación latinoamericana por parte del imperialismo estadounidense.
       Pronto se alzaron voces, que desde Estados Unidos y otros lugares acusaban al nuevo régimen cubano de comunista, aunque ni los miembros del llamado «Movimiento 26 de Julio» ni nadie dentro de la revolución se había pronunciado en ese sentido. Por este y otros motivos: como el carácter provisional de la administración cubana y la declarada intención, mediante la publicación de un programa político, de convocar elecciones generales en un futuro próximo, los dirigentes del gigante americano se mostraron «benevolentes» con Cuba en los primeros días después del triunfo de la revolución armada. Únicamente, se limitaron a recomendar al nuevo gobierno caribeño que no perjudicara a los intereses comerciales norteamericanos en la isla. Esta «recomendación» irritó considerablemente a Fidel Castro que reaccionó pronunciando un agresivo discurso ante una muchedumbre de compatriotas, en el que hablará de libertad política e incluso amenazará con anular las concesiones a las compañías monopolísticas de capital extranjero. Este discurso podría considerarse el comienzo de la preparación para la invasión.

       Transcurre Marzo de 1959 cuando las acusaciones de comunismo, hacia el nuevo poder en Cuba arrecian en el exterior. Pero el gobierno presidido por Urrutia desmiente esas afirmaciones en más de una ocasión por voz del nuevo primer ministro: Fidel Castro, el cual viaja a USA el 15 de Abril con ánimo exento de enemistad hacia la nación anfitriona, donde es recibido con amplia expectación. El líder revolucionario recala en Washington y Nueva York, allí llega a dar un discurso ante una multitud en el conocido Central Park. Durante las jornadas de gira por Estados Unidos, Fidel Castro vuelve a desmentir la naturaleza comunista de su gobierno e intenta recabar ayuda económica. Pero lo cierto es que, al cabo de las semanas, la ideología de los principales líderes cubanos va radicalizándose. Mucho tuvo que ver en esa evolución, la maduración ideológica de Ernesto Guevara, la personalidad más relevante en todo este asunto, incluso por encima de Fidel. Esa aproximación a la más extrema izquierda revolucionaria desembocó en la aprobación, el 17 de Mayo de 1959 de la Ley de Reforma Agraria. Una reforma que, en líneas generales eliminaba el latifundio al establecer una extensión máxima de 400 hectáreas por propiedad, además de implantar un sistema de expropiación y reparto de tierras entre el campesinado. Esta reforma ya estaba en la mente de los revolucionarios desde los tiempos de Sierra Maestra, o antes.

John Foster y...

...Allen W Dulles
Comparen estos personajes
con los de la foto de arriba

        Ni que decir tiene que la Reforma Agraria cubana desató la ira de los grandes empresarios estadounidenses y sus colegas políticos. Era un desafío directo a los intereses comerciales del coloso norteño en la isla, concretamente, se vio especialmente afectada la multinacional United Fruit Company, una compañía, que además de tener vínculos con la mafia, incluía entre sus accionistas a personajes tan poderosos como el director de la CIA Allen Welsh Dulles o a su hermano John Foster, secretario de estado (ministro de asuntos exteriores). A partir de entonces comenzó a pergeñarse, de manera definitiva, la Operación Pluto, diseñada por el director de la CIA y destinada a derrocar al gobierno socialista cubano mediante acciones terroristas, bombardeos, campañas de difamación y finalmente, invadiendo abiertamente la isla.
       Las reacciones contra la reforma agraria no se hicieron esperar mucho. Durante la segunda mitad de 1959 se sucedieron una serie de ataques por parte de barcos piratas y bombarderos B-25 y B-26 principalmente, aviones de fabricación estadounidense. Los objetivos fueron infraestructuras e industrias cubanas, también hubo  barcos pesqueros ametrallados, secuestros, quema de escuelas rurales y de cosechas, etc. Las poblaciones tampoco se libraron de esas agresiones: la más sonada fue el bombardeo de La Habana desde una embarcación artillada. Por supuesto, la administración yanqui negaba toda relación con los atentados; pero como dijo Fidel Castro: esos barcos y aviones no procedían de la nada.

Bombardero B-26

       A finales del 59, dará comienzo un bloqueo económico parcial mediante la negativa a vender armamento a la isla, además de trabas a la exportación de diversos productos cubanos. Este bloqueo parcial se intensificará en Octubre del año siguiente, un bloqueo que se mantiene hasta hoy en día y que permanecerá hasta que no desaparezca el gobierno socialista cubano o el imperio capitalista estadounidense.
       A la ya más que tensa relación entre Cuba y su poderoso vecino del Norte, le echa mas leña la visita del Ministro de asuntos exteriores de la Unión Soviética: Anastas Mikoyan, en febrero de 1960. El día 17 del siguiente mes, el presidente Eisenhower aprueba la Operación Pluto: el proyecto diseñado por la CIA para la ocupación de Cuba. La idea principal de la operación era un golpe contundente mediante un desembarco anfibio apoyado por ataques aéreos. La invasión estaría precedida de una serie de atentados y campañas de desinformación destinadas a «ablandar» la moral del pueblo cubano por medio de distintas emisoras de radio creadas en islas cercanas y en el territorio continental de USA, una de ellas todavía existe: la WQBA La Cubanísima, que continúa siendo un importante medio de propaganda fascista del exilio cubano en Miami. Algunas de esas transmisiones contrarrevolucionarias llegaron a emitir comunicados tan patéticos como: «Fidel está buscando un medio para destruir la iglesia [...] ve a la iglesia y sigue las indicaciones del clero» o «¡Madre cubana, no te dejes quitar a tu hijo! El gobierno revolucionario te lo quitará cuando cumpla cinco años...» La CIA también creó una especie de partido político llamado Frente Revolucionario Democrático (FRD), liderado por ciudadanos cubanos que habían ostentado cargos importantes en la época de Batista o simples opositores al nuevo gobierno, con el fin de dar una imagen de legitimidad a la futura invasión y preparar de antemano una administración títere cuando la revolución fuera derrocada.
       La fuerza de desembarco estaba formada por la denominada Brigada 2506. Esta unidad contaba con unos 1500 efectivos, que fueron entrenados por un coronel del US Marine Corps, en un lugar habilitado para ello en Guatemala, llamado Base Trax. La Brigada 2506 estaba compuesta, en gran parte, por ex militares del ejército de Batista, latifundistas, grandes propietarios, terratenientes, hijos de este tipo de elementos que no querían renunciar a una vida privilegiada que desde la cuna creyeron asegurada, algunas decenas de mercenarios norteamericanos e incluso clérigos. Tampoco faltaron los inefables miembros del campesinado y proletariado, que por ignorancia, estupidez o ambas, luchan del lado de aquellos que les someten y les desprecian.
       Durante cerca de dos años, previos a la invasión, los ataques y atentados en territorio cubano se intensificaron. Los más destacados de ellos son la voladura del vapor La Coubre: un barco que arribó al puerto de La Habana cargado de armas procedente de Bélgica, en el que tuvieron lugar dos explosiones que dejaron un balance de cien muertos y cuatrocientos heridos (durante el sepelio por las víctimas nació la famosa consigna: «Patria o muerte») y el incendio, por parte del empleado Carlos González Vidal, pariente de un jefe de la CIA en Miami, del principal centro comercial del país: la tienda El Encanto, que había sido nacionalizada por el gobierno de la revolución, quedó completamente destruida solo cuatro días antes de la invasión y allí murió una empleada y otras dieciocho personas resultaron heridas.

Una de las 500 víctimas de la
voladura del vapor La Coubre

       La Batalla: Tres nuevos bombardeos se produjeron el 15 de Abril, ya como preparación directa de la invasión. Fueron ocho aparatos B-26, que se dividieron y atacaron simultáneamente la base aérea de San Antonio de los Baños en la provincia de La Habana (actual Artemisa); el aeródromo de Ciudad Libertad, también en La Habana y el de Santiago de Cuba. Los aparatos agresores iban disfrazados con insignias de la aviación cubana con el objeto de hacer creer que eran tripulados por pilotos autóctonos descontentos con el régimen. Ese mismo día, el representante de Cuba en la ONU, Raúl Roa, denunció el ataque por parte de la aviación estadounidense ante la asamblea. Solo le sirvió para recibir advertencias y llamadas al orden por parte del presidente de la Asamblea General. Casi al mismo tiempo, Fidel Castro desde La Habana, instaba a quién fuera, a que mostrara al mundo a esos supuestos pilotos desertores y descontentos, cosa que por supuesto, nadie llevó a cabo. Los bombardeos se cobraron la vida de siete personas y dejaron más de cincuenta heridos, la mayoría civiles. Los daños materiales causados por el ataque fueron escasos.
       La fuerza de desembarco será transportada por cinco buques de guerra estadounidenses y escoltado por otras naves de la armada yanqui. Su destino eran dos puntos de la Bahía de Cochinos, en la Ciénaga de Zapata al Sur de la provincia de Matanzas: Playa Larga y Playa Girón. La Brigada 2506 contó con el apoyo de cinco tanques Sherman, varias unidades de artillería de campaña y otros pertrechos, como morteros y lanzagranadas. En la madrugada del 17 de Abril los milicianos del batallón 339 de Cienfuegos, entablan combate contra la compañía E del batallón 2 de la tropa invasora en la zona de Playa larga: comienza así la batalla de Playa Girón o Bahía de Cochinos.
       Ante los puntos de desembarco se extiende la Ciénaga de Zapata: una amplia extensión de pantanos y humedales que son atravesadas por tres pasarelas, construidas por la revolución. El batallón 339 es obligado a retroceder; pero pronto llegan en su auxilio otras unidades cubanas que logran estabilizar la situación y mantener el acceso a Playa Larga a pesar de la aparición de paracaidistas que han sido lanzados para reforzar a los desembarcados. Al mismo tiempo la aviación cubana se lanza contra los buques estadounidenses, hundiendo dos de ellos. Tampoco se libran los bombarderos que apoyan a la fuerza invasora: al menos cuatro son derribados en las primeras horas de la batalla.
       Al mismo tiempo, en Playa Girón la situación es parecida: los mercenarios logran desembarcar y encontrando poca resistencia, logran ocupar unos pocos kilómetros por esa zona, controlando parte de las dos carreteras que se adentran en territorio cubano, ayudados por los cinco tanques con los que cuenta la Brigada y de más paracaidistas que saltan en la retaguardia de los milicianos que combaten contra los mercenarios. Al final del primer día de combates los invasores controlan una cabeza de playa de unos 400 kilómetros cuadrados y solo han logrado acercarse a los principales puntos de acceso en las tres carreteras. La flota norteamericana se retira ante el acoso de la aviación cubana, dejando atrás dos buques hundidos y otros dañados.
       El día 18 marca el inicio de la contraofensiva cubana. El gobierno envía a la zona numerosos batallones, unidades de artillería y de tanques. Da comienzo un acoso constante por medio de las piezas, recientemente adquiridas a la Unión Soviética y Checoslovaquia. Las unidades milicianas de refresco se lanzan sobre la Brigada con intención de expulsarles, capturarles o exterminarles. La situación de los brigadistas en Playa Larga se hace insostenible (uno de los buques hundidos transportaba municiones y víveres para ellos) y deciden retirarse hacia Playa Girón, donde los supervivientes se unen al resto de la Brigada. Allí los invasores, cercados, retroceden hasta el punto en donde las dos carreteras se unen en una, en la población de San Blas. Las fuerzas aéreas de los dos bandos no dejan de acosar a las fuerzas terrestres. Es destacable el bombardeo del ómnibus en el que se trasladaba el Batallón 123 cubano, desde Playa Larga hacia Girón, por parte de una escuadrilla de B-26 que ametralló e hizo uso del polémico napalm: esas bombas químicas-incendiarias que tanto utilizarían pocos años después en Vietnam.
       La última jornada de esta corta batalla será el 19 de Abril. A las diez de la mañana las tropas revolucionarias recuperan San Blas; pero los invasores han establecido un perímetro de cierta solidez y el asalto para desalojarles, le cuesta un considerable número de bajas a los asaltantes revolucionarios. Los últimos combates aéreos se resuelven con un resultado de otros cinco aparatos de la CIA abatidos por ninguno de los cubanos, que han contado desde el comienzo, con los únicos cazas a reacción de la contienda; curiosamente, unos cazas de fabricación estadounidense que fueron adquiridos por el gobierno de Fulgencio Batista poco antes del triunfo de los rebeldes de Fidel Castro. Finalmente, los últimos brigadistas se rinden a las cinco y media de la tarde.

BATALLA AÉREA

        Las acciones aéreas, habían comenzado mucho antes de la invasión. Los aparatos de la CIA, venían bombardeando y ametrallando el suelo cubano con frecuencia, desde el triunfo de la revolución. Incluso durante la guerra, Batista utilizó su fuerza aérea contra los guerrilleros y civiles que les apoyaban, con pobres resultados; porque apenas tuvieron efecto en los rebeldes, pero si destruyeron varias aldeas de campesinos. Esta fue la «especialidad» de la fuerza aérea de Batista. Por el otro lado, los rebeldes llevaron a cabo una única acción, con la recién creada Fuerza Aérea Revolucionaria (FAR), cuando el piloto Luis A. Silva Tablada, a los mandos de un hidroavión Vought-Sikorsky «Kingsfisher», atacó el cuartel batistiano de La Maya.
        La FAR se creó en las últimas semanas de la guerra, en la parte oriental de la isla, feudo de los revolucionarios desde el comienzo. Esta débil flota, se formó a base de capturar aparatos de la dictadura, a medida que se iba liberando la isla. Llegó a contar con una decena de aviones de distintos tipos al finalizar la contienda.
        Las operaciones, por parte de aeronaves basadas en aeródromos estadounidenses, contra objetivos militares, económicos y civiles cubanos, se sucedieron a partir de entonces. Sobre todo desde la aprobación de la reforma agraria y el inicio del diseño de la Operación Pluto. Además hubo otras acciones, como el lanzamiento de agentes o suministros para ellos, reconocimientos, etc.
        Y así se llega al día 15 de abril, cuando la aviación mercenaria lanza los ataques de preparación para la invasión mencionados antes. Estos ataques, que se centraron en tres aeródromos cubanos (San Antonio de los Baños, Ciudad Libertad y Santiago de Cuba), tenían como objeto el rematar a la ya de por si exígua aviación militar cubana. La FAR, se había encontrado con enormes dificultades desde el principio. Apenas pudieron adquirir aparatos el extranjero, además el bloqueo, dificultaba en gran medida la adquisición de piezas de recambio. El resultado de esto es que, a comienzos del año 1961, la FAR tenía más aviones fuera de servicio que en activo. Tampoco le hubiera servido de mucho tener más aparatos, porque los pilotos disponibles eran contados, debido a la defección de muchos de ellos cuando la dictadura de Batista se desmoronaba y, a que otros estaban detenidos o apartados de sus funciones al ser sospechosos de simpatizar con la contrarrevolución. Por eso, el nuevo régimen se esforzó en formar nuevos pilotos, unos pilotos que muy pronto se revelarían como mucho más eficaces de lo que en los despachos de Washington se imaginaban.
        Para el día 15, los aviones operativos de la FAR se limitaban a cuatro cazas Hawker «Sea Fury», tres reactores Lockheed T-33, de esos que Batista había adquirido amablemente justo antes de ser derrotado y que tan bien iban a servir a la revolución y, otros tres B-26, aparte de algunos otros de transporte, instrucción y reconocimiento.
        Los ataques mercenarios, que efectivamente, deberían de haber rematado a la FAR, solo dieron como resultado un T-33 y dos B-26 destruídos. Es cierto que también destruyeron algunos aviones de transporte y/o reconocimiento como un DC-3 y un PBY-5 «Catalina». Además, otro T-33 se estrelló poco antes de los ataques, probablemente derribado por aviones procedentes de Guantánamo: ese grano repugnante infectado por los norteamericanos, en el culo de Cuba, tanto entonces como hoy.

Antiaéreo de 12,7

        ¿Y por qué se produjo aquel pírrico éxito de la aviación mercenaria? Existen dos factores que creo fundamentales: el primero fue la brillante decisión, tomada por Fidel Castro, en los días previos a la invasión, de redistribuir a los aparatos, de manera que los operativos parecieran de baja, al estar apartados y diseminados y, los averiados parecieran operativos al estar en línea y bien visibles. El resultado fue, que varias bombas certeras, se desperdiciaron en aviones inutilizados. El otro factor importante fue el muy intenso fuego antiaéreo, que consiguió derribar un B-26 atacante, obligó a un aterrizaje forzoso a dos más, dañó a otros y, en definitiva, dificultó bastante la acción de los invasores, tanto el día 15 como en la batalla propiamente dicha.
        Y llegó el día 17 y con él la invasión y, con ella la desagradable sorpresa para los yanquis y sus esclavos. ¿No se había destruido la fuerza aérea roja? Pues cinco aviones mercenarios derribados, un buque encallado y otro en el fondo del mar junto a otras embarcaciones, decían que no. La reacción del mando invasor fue, aparte de el repliegue de la flota, el ordenar un nuevo bombardeo sobre San Antonio de los Baños, en esta ocasión, nocturno. Los pilotos atacantes (entre los cuales había ciudadanos norteamericanos, como quedó demostrado) tuvieron serias dificultades para localizar la base, gracias a una nueva medida acertada, que fue la de apagar todas las luces de las localidades próximas. Cuando lo hicieron, fueron recibidos por un demoníaco fuego antiaéreo, superior al del día 15. De los tres B-26 yanquis, dos fueron acribillados y el otro escapó de milagro, descargando las bombas sin ton ni son, con el grandioso resultado de una vaca muerta a consecuencia de ello. Se mandó una segunda oleada de bombarderos, que ni localizaron la base. Balance final de los dos raid: una granja de pollos destruida, una vaca asesinada y dos B-26 mercenarios derribados.

Reactor T-33

        Los heroicos invasores, solicitaron apoyo aéreo más intenso a sus amos, como no podía ser de otra forma. La solicitud fue concedida; pero un fallo de coordinación con el portaviones Essex, propició que los cazas de protección sobrevolaran la zona de combate una hora antes de que lo hicieran los bombarderos, con lo que los cazas volvieron al Essex sin haber hecho nada y, los pobres desgraciados pilotos de B-26, se encontraron con una nueva sorpresa, y ya llevaban varias, al verse de nuevo a merced de los cazas cubanos. Otros cinco fueron derribados o alcanzados.
        Mientras tanto los B-26 de la FAR, con algún apoyo de los cazas, no pararon de hostigar durante los días 18 y 19 a los de la Brigada 2506 en tierra, con excelentes resultados. Al final de la batalla los cubanos habían perdido dos aparatos. Pero también habían demostrado una capacidad que asombró y desconcertó a los siempre arrogantes invasores estadounidenses. Por lo visto, ya no se acordaban de Pearl Harbor. Y no solo los pilotos veteranos, procedentes de la aviación batistiana, que habían sido adiestrados en EEUU, se comportaron con brillantez, también los nuevos pilotos cubanos, formados recientemente por la revolución, consiguieron dar una lección al imperio norteamericano, al obtener con un puñado de aparatos el dominio del aire.


        Tras 66 horas de combates la invasión fue frustrada, al precio de más de 150 muertos y unos 300 heridos. En cuanto a los invasores: dejaban atrás alrededor de 100 muertos, 200 heridos, 1200 prisioneros, 2 buques perdidos y al menos 10 aviones derribados. Las fuerzas revolucionarias se dedicaron el resto del día y los siguientes, a limpiar los campos circundantes de brigadistas huidos. El plan de la CIA, de establecer una cabeza de playa durante tres días, en la que se formara un gobierno provisional contrarrevolucionario, que solicitaría una intervención directa del ejército de los Estados Unidos, había fracasado estrepitosamente.

CONCLUSIÓN

      
       La invasión de Playa Girón supuso el primer gran revés para la política imperialista de los Estados Unidos en el mundo en general, y en América latina en particular. El presidente Kennedy admitió, cinco días después, la responsabilidad de su gobierno por la agresión, a pesar de que la Operación Pluto le vino en herencia de la anterior administración de Eisenhower. Esto supuso para el presidente Kennedy, una bajada de popularidad entre los sectores más reaccionarios de la sociedad y de la política norteamericana, que le acusaron de dejar desamparados a los «héroes» de la Brigada 2506. En cambio, el gobierno cubano salió reforzado después de aquel acontecimiento, sobre todo dentro de sus fronteras. No obstante, el bloqueo económico, que se haría  total en Febrero de 1962, continuó y continúa hasta hoy.
       Otra novedad histórica es la indemnización de guerra que el gobierno de USA se comprometió a pagar a cambio de los prisioneros. La administración estadounidense seguía reconociendo, al menos implícitamente, su plena responsabilidad por la invasión al acoger a los mercenarios y pagar por ellos. De hecho, llegó a efectuarse un acto oficial, en honor a los supervivientes de la Brigada, con ellos presentes y presidido por la mujer del presidente Kennedy. La indemnización (60 millones de Dólares) sería invertida por el gobierno cubano en medicinas y alimentos. Al menos, algo positivo salió de aquel intento de invasión.

BIBLIOGRAFÍA


·        Grandes Biografías-Che Guevara, Ed. Nájera

      DVD:

  • La Revolución Cubana-Los 4 años que estremecieron al mundo, INSTITUTO CUBANO DEL ARTE E INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICOS (ICAIC)

INTERNET:

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